miércoles, 8 de junio de 2011

III Tercer Congreso Provincial de Cultura. La diversidad, nuestra identidad

TERCER CONGRESO PROVINCIAL DE CULTURA


EL AIRE FRESCO DE LO DIVERSO
Por el Lic. Juan Carlos D'Amico, presidente del Instituto Cultural

La diversidad, nuestra identidad. Bajo ese concepto los actores culturales de la Provincia de Buenos Aires nos reunimos en el III Congreso Provincial de Cultura en Luján. No sólo porque en el mundo se impulsa valorar la diversidad como una manera de que los pueblos no se maten mutuamente, sino porque no encontramos otra palabra más cercana al carácter bonaerense.

Nuestra Provincia, no hace falta describirla, es una galería inagotable de diversidad en su naturaleza. Pero acaso ni siquiera sea comparable a la diversidad cultural que la nutre, la renueva y la proyecta hacia dimensiones que hoy no imaginamos. A la llegada de los españoles la Provincia era habitada por tribus distintas y constituyen nuestra fuente cultural originaria. Hoy mismo un 34 por ciento de la población bonaerense es migrante, y de él unos 760 mil personas son extranjeras.

Esta pluralidad de fuentes acuña una interculturalidad que se manifiesta en la complejidad de su vida cotidiana y en las distintas relaciones que se establecen entre las culturas. Esa diversidad se manifiesta claramente donde convergen, se encuentran e interseccionan universos simbólicos diferentes, generando cruces culturales de enorme significación.

Lo contrario a diversidad es uniformidad, homogeneidad. Y si seguimos linealmente podríamos concluir que uniformidad es -en el espacio cultural-, pobreza y cerrazón de la inteligencia, intolerancia y agresión.

A la compleja trama social de distintos origen que caracteriza a la Argentina, la Provincia de Buenos Aires suma ese collage interno que la distingue del resto de las provincias, principalmente de las del norte, donde el entramado social se asienta sobre fuentes poblacionales más arraigadas en sus tradiciones. Lejos de hibridizar nuestra cultura, nos enriquece.

Y es, como en muchas otras ocasiones, la cultura la que manifiesta la empatía que las sociedades suelen no mostrar en otros campos. La cultura es a la vez levadura y argamasa de la compleja vida en sociedad. En ella encontramos las llaves del entendimiento y de la convivencia. Aquí lo diverso, lo plural, no se convierte en antagónico sino en complementario.

Acaso sea por eso que la gente de la cultura suele ser alcanzada por afinidades que difieren de otras formas que la comunidad tiene de agruparse. Isaac Newton dejó una sentencia que nos exime de seguir explicándolo: la unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo.

Este Congreso en una Provincia diversa lo impulsa una gestión que es esencialmente pluralista sin impostaciones. Es consustancial a la naturaleza de quien la conduce, y eso facilita la multiplicación de ese carácter.

Buscaremos en este contexto discutir aquello que favorezca al mundo cultural en su propósito de desarrollarse y contribuir así a mejorar la sociedad en la que vivimos. Una y otra vez reflexionamos acerca de la necesidad de una Ley Federal de Cultura que garantice el acceso a los derechos culturales a la comunidad en su conjunto, y muy particularmente a quienes en razón de su vulnerabilidad no se encuentran en los canales de circulación de bienes culturales. En ese sentido este congreso será preparatorio del que a nivel nacional se realizará en san Juan en el mes de septiembre y que tiene también como eje de su convocatoria a una nueva legislación en la materia.

Es claro que una legislación debe tratar de poner al área en el sitio que le corresponde. Lo que esta actividad significa en el desarrollo de la Nación no sólo tiene ribetes simbólicos, que de por sí son indispensables para el desarrollo nacional. La participación del PBI cultural sobre el PBI general es del 3,27 %. Eso implica que la cultura aporta 12 veces más de lo que aporta la pesca y más del doble de lo que implican los ítems electricidad, gas y agua. Es decir, ya nadie ignora la fuerza productiva que corresponde al mundo de la Cultura. También por este perfil es que debe imperiosamente encuadrarse el corpus legal que la regule.

Estamos obligados quienes tenemos responsabilidad de gobierno a resignificar nuestra tarea. Debemos imperiosamente plantearnos vías innovadoras que actualicen lo que venimos haciendo. Tiene que llegar el día en que los gestores reflexionemos con coraje sobre la pertinencia de seguir sosteniendo postulados que fueron paradigmas de otros tiempos. ¿Cuántas acciones culturales se llevan inercialmente sin analizarlas críticamente?. Un gestor cultural desde el Estado debe tener sobre su escritorio un gran papel con una sola pregunta: “¿Para qué?”. Es decir, para qué hacemos lo que hacemos. Cada vez que tomamos una decisión deberíamos hacernos esa pregunta. Y si la respuesta no arroja un rédito social congruente con los recursos en juego, entonces deberíamos repensar lo que estamos haciendo.

Para este tipo de cuestiones es que sirve de tanto en tanto salirnos de la trinchera de la gestión y detenernos a reflexionar. Este Congreso que llevamos adelante busca ese espacio. Lo necesitamos, porque hacemos nuestro lo que dijo Goethe: pensar es fácil. Actuar es difícil. Actuar como se piensa es lo más difícil de todo.

12 al 14 de agosto. luján , provincia de Buenos Aires

lunes, 30 de mayo de 2011

cerrado por reformas!!!!

Próximamente ReAperturA!!!!